Las etapas clave
De un año a dieciocho meses:
- Tu bebé puede diferenciar entre sonidos muy parecidos, como: bonito y orinal.
- Entiende más palabras de las que utiliza.
- Comprende el significado de las pequeñas frases en su contexto: «¡Es hora de dormir! » o sencillas órdenes.
- Entre la jerga que utiliza para expresarse, a veces reconocemos retazos de frases; suele conformarse con una palabra que tiene para él el significado de una frase («pastel» para decir: quiero un pastel) y a veces incluso simplifica la palabra: «tel» para decir: quiero un pastel.
- Utiliza cada vez más la palabra «¡no! «
De dieciocho meses a dos años:
- Su vocabulario crece rápidamente: a los 2 años tiene unas 300 palabras diferentes (las conoce, lo que no significa que pueda pronunciarlas todas).
- Utiliza la palabra «yo» y se llama a sí mismo por su nombre.
- Empieza a hacer frases cortas, introduciendo verbos.
- Utiliza un estilo simplificado poniendo dos palabras al lado: «me-como».
- «Utiliza los gestos para hacerse entender y adapta sus entonaciones.
- Entiende las instrucciones incluso fuera de contexto (Ve a ver a papá en el salón) y está familiarizado con las clasificaciones de palabras (ropa, juguetes, etc.).
- Su pronunciación es cada vez más refinada, pero aún necesita practicar mucho…
De dos a tres años:
- Tu hijo empieza a hacer frases más completas.
- Empieza a situarse en el espacio (dentro-fuera) y a distinguir el pasado del futuro (ayer-mañana).
- Su vocabulario se enriquece con nociones como tamaño (pequeño-grande), plural/singular, femenino/masculino, partes del cuerpo, colores, formas, los primeros números…
- ¡Si los que le rodean le animan! Hace preguntas todo el tiempo: «¿Qué es esto? Es fundamental responder a estas preguntas para ampliar su vocabulario y enriquecer sus frases… ¡y sus ideas!
- Habla cada vez más como un adulto, utiliza el «yo» cuando habla de sí mismo.
¿Cómo puedes ayudarle?
Cuanto más sienta tu bebé el placer que sientes al hablarle, más pondrá su corazón en ello. Mantener una conversación juntos significa compartir una multitud de momentos preciosos. Los dos os miraréis, os sonreiréis y os escucharéis. Tu bebé tiene todo lo que necesita para progresar con su lenguaje, pero el ambiente que le rodea debe ser favorable.
También debe descubrir que el lenguaje es necesario: que exprese sus necesidades y deseos.
Puedes reconocer sus progresos y animarle a continuar, aplaudiéndole («¡Bravo! ¡Qué bien!»).
Cuando una palabra no se pronuncie correctamente, no la repitas, repite tú mismo con naturalidad.
Tu hijo necesita practicar durante años antes de dominar su articulación, así que no seas demasiado exigente.
Puedes reformular sus frases cuando sean ininteligibles o estén demasiado simplificadas.
Puedes hacer preguntas para aclarar las peticiones de tu hijo.
Desde que nació, le has cantado canciones o rimas infantiles: a partir de ahora disfrutará aprendiéndolas contigo (https://www.youtube.com/channel/UCfG8Gc1JjarMcPFNLjIuBKw), sobre todo si hay un juego de por medio (le llevas en tu regazo y le haces saltar: ¡camina, camina, trota, galopa, galopa! Y al hacerlo, aceleras el movimiento).
Por supuesto, estará encantado si juegas con él en el comedor o la memoria, si le cuentas cuentos, hojeas libros y revistas…
Detección de dificultades lingüísticas prematuras
- Te resulta difícil entender a tu hijo, y esto no parece mejorar con el tiempo; es ininteligible para los que le rodean.
- Tiende a tartamudear y a hablar de forma espasmódica.
- Observas un retraso importante en relación con las etapas clave: entre los dos y los tres años, todavía no hace una frase correcta.
- Tienes la impresión de que le cuesta entenderte.
- Le cuesta permanecer atento durante mucho tiempo cuando le hablas. Lo capta muy rápidamente.
- Si hay antecedentes (padres o hermanos con dificultades lingüísticas ellos mismos).
- Si alguien de tu entorno te señala que tu hijo tiene retraso.
Hay muchas pruebas que permiten detectar precozmente los trastornos del lenguaje, lo que conduce a un tratamiento más eficaz. Si tienes la más mínima duda, no dudes en hablar con tu médico.